Tres grandes temas —el consumo, la persecución de la sabiduría y la concreción de una vocación profesional— se entrelazan en esta novela de cuidada estructura, que suele hacer las delicias de quienes tienen la calma de sumergirse en una lectura de más de doscientas páginas.
Explica la historia de un niño que quiere ser piloto y está obsesionado por conseguir un simulador de vuelo, pero sus padres opinan que, para comprarlo, antes debe aprender a ahorrar. Cuando Federico encuentra una hucha habitada por un genio parlanchín cuyos consejos están destinados a dotar de auténtica sabiduría a su dueño, piensa que podrá conseguir el dinero con facilidad y se hará con ella sin tener en cuenta que, a veces, incluso los hombres más sabios cometen algún error.
Incluye sencillos conceptos matemáticos y grandes consejos para la vida
El consumo, la persecución de la sabiduría y el descubrimiento de una vocación profesional.
40.603 palabras
6 ediciones vendidas
A partir de 9 años
Novela fantástica de aventuras. Vida cotidiana. Humor. Crecimiento personal.
Pep Brocal / Ilustrador, autor de cómics y guionista
Richard Anderson
Ignacio, 11 años / Termometroliterario.org
boolino.es
"«Veo que habéis hablado de mí —murmuró la hucha. Y aunque sus labios no se movieron, su mirada brilló de una manera intensa y peculiar—. ¿Qué queléis sabel?
Federico tomó la palabra:
—Ya sabemos que eres Mágico —dijo— pero, a parte de hablar con algunas personas, y dejarles que abran y cierren tu barriga…
—¿Puede —interrumpió Cloe— transformarse en otra cosa, cambiar de sitio o hacer que la gente le obedezca?
«¡A ti que te palece! —exclamó el Genio irritado— ¿Clees que estalía aquí, si pudiela hacel algo de eso?
—Dice que no —tradujo Federico.
—¿Y obedecer los deseos de tu amo? —dijo la niña.
«¡Pues clalo que no puedo!
Federico negó con la cabeza.
—¿Qué hay de otorgar la inmortalidad, transformar la piedra en oro, transportar a las personas en el tiempo…? —enumeraba Cloe.
«Pelo, ¿qué se ha pensado esta impeltinente? ¿Que soy un animal de cilco, o qué? Yo sólo soy una humilde y anciana hucha, con alguna que otla calactelística peculial…
—¿Cómo, por ejemplo? —preguntó ahora Federico.
«¿Te palece poco que pueda hablal? Pol cielto, y pala que lo sepas, mi nomble es Seu Cheu Chong. Pelo podeis llamalme Seu Cheu, que es mas coltito.
Federico informó a su amiga, y ésta lo saludó nuevamente diciendo:
—Encantada de conocerte, Seu Cheu.
«¡Pelota!», silbó la Hucha.
—El otro día también dijiste que podrías hacerme ganar mucho dinero ¿recuerdas? —tanteó entonces el niño.
«Si, tal y como plonostico, cumples con todos los lequisitos pala conveltilte en mi legítimo plopietalio, si.»
—¿Lequisitos? —preguntó él, sin acabar de comprender.
«Lequisitos, condiciones, calactelísticas…»
—¡Ah, “requisitos”! ¿Y cuáles son?
«A vel si me acueldo de todo —dijo el Genio—: Tenel ojos neglos, pelo lacio, complexion muy delgada, labios finos, once años, tles lunales en el dedo meñique del pie delecho y un caláctel, digamos, algo inmadulo, veleidoso y caplichosillo, —recitó.»
Aquello último, a Federico no le había hecho ninguna gracia: «¡yo no soy de esa manera!», estuvo a punto de exclamar. Pero en lugar de hacerlo, dejó que el Genio continuara con su explicación…"